jueves, 9 de abril de 2015

LLEGAS TARDE COCACOLA...

Parece mentira que a estas alturas, cuando la marca lleva décadas constituida como una de las más importantes de la historia, que CocaCola sea tan cuestionada en España. Y es que, entendidos o no, todos podemos  llegar a la conclusión de que la gestión de comunicación que CocaCola ha llevado a cabo durante la crisis de su fábrica de Fuenlabrada ha sido, como poco, pésima. Más de doscientos despidos después y una gran inmersión en causas judiciales que van para largo, hace pensar que algo falla (puede que sea solo yo la que ve que hace unos años CocaCola no hubiera reaccionado así).

De todas formas, y tras el poco efecto que tuvo su campaña de Navidad, CocaCola nos presenta dos nuevas acciones para volver a contactar con el público.

La primera, la unificación de todos sus productos bajo su color rojo original. De la mano del eslogan “La felicidad tiene un color”, lanza una campaña que a primeras vistas no está calando bien en el público. Los productos no se distinguen fácilmente; puesto que el color que les diferenciaba antes ahora es prácticamente nulo.

Resultado de imagen de cocacola la felicidad tiene un color
foto obtenida en google imágenes

En segundo lugar destaca el lanzamiento de un nuevo anuncio con el eslogan “la felicidad siempre es la respuesta”. Éste muestra a diversos niños cuestionándoles a sus padres las dudas sobre sus familias “peculiares” que les crean sus compañeros de clase. Ante esto, los padres les generan una simple pregunta: “¿Si pudieras elegir a tu familia, nos elegirías?”, a lo que los niños responden que sí.


Dejando a un lado la emotividad del anuncio, su apoyo a la diversidad (algo que debería estar instaurado ya en toda publicidad) y bla, bla, bla; la verdad es que no se presenta nada nuevo. CocaCola lleva años tirando de la felicidad. Éste es uno de los mejores momentos para hacer algo diferente que intente quitar de la mente de los consumidores sus múltiples crisis, pero sin embargo, ellos continúan en su línea.

Puede que la comunicación de crisis sea algo ante lo que no todos puedan reaccionar, pero está claro que sus diversos problemas (como la caída en las ventas de la Comunidad de Madrid) no se van a solucionar mediante el uso de la “felicidad”.


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